9 de octubre de 2012

Frío







Frío

Frío es el comienzo,
es corto lo que se pretende,
hay poca materia para elaborar,
es penosa la marcha, 

las tiras son cortas y, nada que terminar,

aún por la cúspide de esa montaña
nada es seguro, irrumpen ráfagas
de improvisto te regresan en dudas,
compungiendo el rostro al viento,

el libro se ha negado abrir sus páginas,
esas letras esconden su saber,
huyen de los ojos sus negras texturas,
y la mano extendida se esconde pronto,

-yo no hago esto- -dijo él-
no es nuevo el aire que escapa,
¡Que el hambre no te desboque!
Aroma como una respiración dentro del agua,
estarás allí ante la necesidad,

silencio ensordecedor en los fríos metales
de una parada bulliciosa, humos viajando,
es apenas leves alientos, en la carrera de
un simple mendrugo,

los escondrijos se multiplican por las noches,
bailan sus fiestas extintoras,
en un amanecer de recuentos y sueños,
las ventanas como horizontes en los escombros,
el oro arrebatado en trozos comienza su periplo,
el que subió las escaleras de concreto, al rodar
de regreso se quebró el cráneo, es donde el
agua potable escapó a los recibos de la empresa,

fría bola de hierro derribando edificios fracturados,
desplazada miseria, arrinconada en periferias,
falta materia, se ha negado la escuela a decirlo,
ha dicho el hambre solo yo,
frío en un manantial de fuego,
fríos zapatos ventilados al aire,
esperando sentado volar los días,
y no es el tiempo inexorable
es tu piel desgajándose en minutos ininterrumpidos.

Abraham Guevara

8 de octubre de 2012

yo también creo en el amor. Elena Pereyra.


Al igual que Romeo y Julieta, Cleopatra y Marco Antonio, Sam Wheat y Molly Jensen, Mickey y Minnie, Liu Guojiang y Xu Chaoqin, Shrek y Fiona, Juana la Loca y Felipe el Hermoso, Nino y Amélie Poulain, Tristán e Isolda, John Lennon y Yoko Ono, Sissi de Baviera y Francisco José, Diego Rivera y Frida Kahlo, Hamlet y Ofelia, Ennis Del Mar y Jack Twist, Rick Blaine e Ilsa Lund, Eva Duarte y Juan Domingo Perón, Thelma and Louis, Hernán Cortés y La Malinche, King Kong y Ann, Calisto y Melibea, Camille Claudel y Auguste Rodin, Scarlett O´Hara y Rett Butler, Diego Marcilla e Isabel de Segura, Superman y Lois Lane, Rainiero de Mónaco y Grace Kelly, La Bella y la Bestia, Robert Kincaid y Francesca, Cyrano de Bergerac y Roxana, Camila O'Gorman y Ladislao Gutiérrez, Edward Manos de Tijera y Kim Boggs, Jack y Rose, Zeus y la mortal Sémele, Edward Cullen y Bella Swan, María Callas y Aristóteles Onassis, Elizabeth Taylor y Richard Burton, Shah Jehan y Muntaz Mahal, Diego Marcilla e Isabel de Segura, Napoleón Bonaparte y Josefina de Beauharnais, La Princesa Diana y Dodi Al Fayed, El Profesor Jirafales y Doña Florinda, Marilyn Monroe y Arthur Miller, Lisa y Estefan Brand, etc... yo también creo en el amor.

Qué vida




NUEVO, y de principio, nuevamente.
¿Tal vez nada nuevo que decir?
Algo se tendrá que hablar,
las encontradas aldabas
una por otra azotando,
de paso que niega luz
enrevesado la llegada.


¿A dónde llegará?
El cuarto y un solitario,
la mesita y los recuerdos,
el dorso, la blanca escena,
su testa ayer, y hoy aquí,
ha quebrado el tiempo,
la torre se quedó de un lado,
así cobró la balanza,
desde un entorno
caliente  por su vertiente.

¡Tal vez sapiente!
el murmullo y no tu imagen,
de tus ojos afuera, el enfoque,
y el retrovisor gris silente,
pendiente del caliente ambiente.
¿Pero no hay salida?
Ardida la mirada de tanto hendija.


¡Qué vida!
Mía o la tuya en su huida,
derruido hasta llorar fundido,
cuadros en la cuenca vencida,
no hay contornos que trocar,
hay sólo leve rumor hasta el sol con ardor,


pero la tarde se desvela,
pronto se va encendiendo la vela,
andando y, los árboles en penas
dejando sus existencias,
ondula el objeto y desaparece,
desde un sitio, dijo hoy,
minutos después, ayer,
imprecisiones en relativas creencias,

vuelto y por dentro, ahogada la mecha,
tendida la cama y presto a caer,
nada cae y la silla se balancea,
un vaso de agua agrio en la garganta,
baja la tenue luz palpitando breve,
es la silueta suelta en el tiempo,
amargo reloj no aligera su anuncio,

es palmera de hojas amarillas,
el inclemente  huracán dobló
su cervical al lado de su
mano izquierda,
atrapado por la noche
que no es su prisión,
es ciclo de un día más,
y el crepitante abrasador
será claridad
y confusión de colores
en  otro presente.

Por Abraham Guevara Chamorro.

Se fue tu luz

Se fue tu luz

Luz purpura
pura violeta luz,
en las arterias te busqué,
en la sombra nocturna

plegué mi ojos,
las colinas blancas
acariciaron leve mis dedos,
el ancla perdió balance,
limbo al aire viajé,
las hojas amarillas
descendieron las distancias,
las colinas oscurecieron
y el color de mis manos
palidecieron fúnebres.

Abraham Guevara Chamorro.

22 de septiembre de 2012

Camina agua.



Camina el agua,
¿A donde se ira?
déjate la imagen,
que perdure y sea,

surcos secos al pasar,
levantando hierbas al pasar,
hoy es el tiempo,
pero corre atrás,
o encadenate al ancla,

lee el libro de hoy,
con frío sentimiento,
es la espera desesperante,
las joyas de tu mano suave,

paraliza tu silueta,
hoy es el tiempo de ser,
entras a esa puerta incógnita,
¡Tú no has estado ahí!
¡Devela tu alma ya!

la nube que sostiene tu cuerpo,
trasluce fuegos anaranjados,
¿Que recordaras después?
el agua se desemboca,
borrando el pasado el surco,

Abraham Guevara




16 de septiembre de 2012

Se puede...


Se puede conocer su alma.

¿Quizás?
Su voz, su escritura,
ver sus formas estructurales,
oír su dulce canto interno,

alguien detiene su melodía,
alguien ahoga sus flores,
se puede conocer su alma

por alguna intuición,
porque brota después de su pecho.

Siempre hay un ladrón en un rincón,
planificando, observando movimientos,
apuntando pormenores, captando todo,
hay sustos por los atrevimientos,
los hay por imprudencias,

se puede conocer su alma,
linda noche de plata,
y desde su ventana una luciérnaga,
el manto oscuro le hace brillar
su imagen,

de su alma viaja el pincel al exterior,
viene elevando sus formas
desde su interioridad.
Sean manos de felpa la que acaricien
para absorber su alma y,
basten con verle a sus ojos.

Abraham Guevara.

12 de septiembre de 2012

Pablo Benítez - El Salvador


Pablo Benítez - El Salvador


Incansable, Pablo, en la gestión cultural salvadoreña y del área centroamericana. Lo conocí en el 2003 y desde ahí nos mantuvimos orbitando en la amistad, colaborando en la poesía, sabiéndonos pues entre la selva. En enero pasado lo volví a ver, ahí en la misma Luna Café y Arte que está menguando por estos días, ese espacio ingrávido donde los abrazos son lo único que pesa y la poesía es la bandera de conquista. Gran colaborador de la escena joven mexicana con quien comparte puntuales complicidades, sigue siendo el poeta que apuntala junto a Otoniel Guevara, Jonathan Velásquez y y otras personalidades de la guanaxia, la Fundación Metáfora que tantos y tantas poetas ha trasegado y convocado por estas tierras.



PABLO BENíTEZ
Nació en San Salvador en 1980. Escribe ensayo además de poesía. Se dedica al trabajo editorial y a la investigación histórica. Estudió literatura en la Universidad de El Salvador y filosofía en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas. Ha ganado dos premio municipales, en los años 1999 y 2000.

Poemas de Vuelta a la nada

poetas tísicos

mínimos animales
que roen lo que sobra
lo que llena la barriga

mínimos frutos blancuzcos
que caen podridos de la rabia

criaturas únicas
que sólo tinta cagan



cronologías

sueños quemados:
párpados abiertos

cronología inútil
esta que me pesa
y que me falta

cronología de la mácula
torpe



XXIX

basta de poemas
rota está la página
a un lado tu sed
tu dolor de intestino
el pan de cada día
hártalo
ocho horas desgárrate
duérmete cerca de la llama

basta de palabras
aúlla
desbarata
           



Poemas de Rabo de perro

[uno]

ah, incrédulos,
yo conozco el lenguaje de las bestias:
animal telúrico
cuerpo nuestro descarnado
aire herido con furia
soy


[agitación]caballo
mi corazón galopa
relincha
afectado por la memoria de la brisa
baldío
estoy contra el muro
y contra el muro me reviento

se rompen mis labios
se rompen mis ojos

a lo lejos los cascos resuenan
ruidosos en mi pecho



De Guerra que no cesa

rebanadas

el mar corta la noche
en rebanadas

al otro lado
muñones sin nombre
quizá un marido
quizá una hermana
no se sabe nada

el mar sigue cortando
y cortando

caen las rebanadas de la noche
y nuestra hambre vieja
y sin filo
no sabe morder



réquiem

el perro mordió huesos de todo tamaño
ahora está muerto

chillamos todos
como canes muertos

el perro no llora
fenece

payaso,
perro,
nadie te quería

yo amo la risa de mis muertos
tu cadáver-es-torvo

perro,
lámpara que alumbra la tierra
tallo de alguna flor que comienza




XVI

debajo del fuego algo se mueve
y crepita como un río
y como un río nos muerde

¿y qué hay debajo de tus ojos?
¿y qué debajo de tu vientre
que me eleva
y me sostiene?

debajo del fuego algo se siente
y se nos vive
y se nos muere

Los autores que no amaban a otros autores


Los autores que no amaban a otros autores

Gabriella Campbell el 12 de septiembre de 2012 en AutoresBiografí­as
Escritores enfadados
El ego del escritor es legendariamente inmenso, y con los grandes talentos llegan, con frecuencia, grandes y conflictivas personalidades. Por tanto, no ha de extrañarnos que las disputas entre autores (y, por supuesto, las disputas entre autores y críticos) estén a la orden del día.
Todos recordamos aquel soneto A una nariz deQuevedo, tal vez la muestra más famosa que tenemos en la historia de la literatura española de un desencuentro entre grandes autores. Pero las broncas literarias no son exclusivas de un solo país, cultura o época. Hay odios, desprecios y rencores para elegir, como en todas las familias.
La animadversión no se limita a los coetáneos, ya que muchos autores han expresado, de manera vehemente, su aberración por escritores ya fallecidos. Algunos hasta han insistido en su deseo de desenterrar al autor detestado para aporrear su esqueleto, como le ocurría al dramaturgo George Bernard Shaw, que odiaba tanto las obras de William Shakespeareque afirmaba que la intensidad de mi impaciencia con Shakespeare llega a veces hasta tal punto que sería para mí un alivio desenterrarlo para tirarle piedras, conociendo como conozco tanto su incapacidad como la de sus adoradores para entender cualquier forma menos obvia de humillación. Claro está que Shaw también tenía sus detractores; de él dijo H. G. Wells (autor de La máquina del tiempo La guerra de los mundos) que era un niño idiota gritando en un hospital. Y aquello de vejar cadáveres no se quedaba en el célebre dramaturgo irlandés; Mark Twain decía de Jane Austen, autora de grandes clásicos de la novela decimonónica como Sentido y sensibilidad que cada vez que leo Orgullo y prejuicio quiero desenterrarla y pegarle en el cráneo con su propia tibia.
Ni los más grandes y populares se libran del odio de sus colegas escritores. Y qué decir de críticos y teóricosHarold Bloom dijo de J. K. Rowling, en el año 2000: ¿Cómo leer Harry Potter y la piedra filosofal? Bueno, con mucha prisa, para poder llegar al final. ¿Por qué leerlo? Si es imposible convencerte de que leas otra cosa mejor, imagino que Rowling tendrá que servirteStephen King, sin embargo, defendía a Harry Potter, aunque no puede decirse lo mismo de CrepúsculoTanto Rowling como Meyer le están hablando de manera directa a los jóvenes. La diferencia es que J. K. Rowling es una autora excelente yStephenie Meyer no sabe escribir. No es muy buena.
Ni siquiera ese gran favorito de la literatura española, Cervantes, se libra del desprecio ajeno. Martin Amis dijo del Quijote en una ocasión: Leer Don Quijote podría compararse con una visita indefinida de tu pariente anciano más insoportable, con todas sus travesuras, costumbres asquerosas, relatos interminables y amigos terribles. Cuando termina la visita, y el viejo por fin se marcha (en la página 846 de una prosa apretada, sin pausas para el diálogo), llorarás, pero no lágrimas de alivio o arrepentimiento sino de orgullo. Lo conseguiste, a pesar de todo lo que Don Quijote podía hacerte.
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