1 de septiembre de 2011


AQUÍ EN USO LA PALABRA...


ECOS

Suena una campana
El oído se agudiza
Busca la procedencia
De donde surge el tañido
Abriéndose la noche
Es limpia la sabana
En la que se pliegan las voces
Allí son puntos vibrantes
Y el hombre ciego tantea
Le alcanza bordear las texturas porosas
El fuego le ha dicho ¡Cuidado!
Pero el terco ufano sigue buscando el sonido
El agua enclavada en un océano le su zurra el peligro
Y él sigue mostrando los ojos vacíos
Esta afanado con el oeste
Allá oye sonar la campana
Obsesión que no le de tregua
El desorden de su pensamiento
Le ocasiona vértigos voraces
Esta la calma acariciando su rostro
Y es el infierno calorífico su ubicación
Aletargado  el eco melodioso
Apuntando sus manos crispadas
Le recorre una corriente ansiosa
Y la sequedad de sus manos
Olvida el sudor agrio de su piel
Sonidos queditos al pie de estatua
Son inteligibles
Atribulado… el sonido… La campana
El hombre se va quedando...
Distante aletargado en su eco
Dando vueltas en millas
Y al abrir sus párpados
Se decepcionó
Estaba en el mismo lugar
El que piso hace muchos soles.

Por Abraham Guevara Chamorro
98jki87UJ.





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