AQUÍ EN USO LA PALABRA...
ECOS
Suena
una campana
El
oído se agudiza
Busca
la procedencia
De
donde surge el tañido
Abriéndose
la noche
Es
limpia la sabana
En la
que se pliegan las voces
Allí
son puntos vibrantes
Y el
hombre ciego tantea
Le
alcanza bordear las texturas porosas
El fuego
le ha dicho ¡Cuidado!
Pero
el terco ufano sigue buscando el sonido
El
agua enclavada en un océano le su zurra el peligro
Y él
sigue mostrando los ojos vacíos
Esta
afanado con el oeste
Allá
oye sonar la campana
Obsesión
que no le de tregua
El
desorden de su pensamiento
Le
ocasiona vértigos voraces
Esta
la calma acariciando su rostro
Y es
el infierno calorífico su ubicación
Aletargado el eco melodioso
Apuntando
sus manos crispadas
Le
recorre una corriente ansiosa
Y la
sequedad de sus manos
Olvida
el sudor agrio de su piel
Sonidos
queditos al pie de estatua
Son
inteligibles
Atribulado…
el sonido… La campana
El
hombre se va quedando...
Distante
aletargado en su eco
Dando
vueltas en millas
Y al
abrir sus párpados
Se
decepcionó
Estaba
en el mismo lugar
El que
piso hace muchos soles.
Por
Abraham Guevara Chamorro
98jki87UJ.
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